La Novela Gótica
Recién en el siglo XVII el terror aparece como género literario, representado por la novela gótica inglesa. Ésta se construye espontáneamente a partir de símbolos que habitan en lo más profundo de nuestra mente, de la misma forma que ocurre en nuestros sueños y constituye una reacción ante las ideas racionalistas de la época. El auge del escepticismo y la filosofía racionalista impulsa un cambio en la literatura, que prefiere tratar el mundo de lo fantástico y lo sobrenatural.
Características generales
En general, el público se siente atraído hacia este tipo de literatura por los característicos estímulos emocionales, insólitos, intensos y raros que insufla a la rutina diaria. En el plano fisiológico este tipo de obras proporciona un aceleramiento cardíaco y respiratorio que por lo común termina en un desahogo final.
Históricamente, el resorte del miedo en la novela de terror se dispara a partir de la irrupción de un elemento maligno sobrenatural en la rutina diaria de uno o varios personajes ordinarios, si bien en la actualidad las últimas tendencias del género han ido imponiendo poco a poco esquemas eclécticos mucho menos conservadores.
- la capacidad de captar la atención del lector e inducir su más profunda concentración, penetrando en su mente y mostrándole sus propios fantasmas y deseos.
- Ambientes desconocidos: lugares y épocas pasadas o inexistentes que no pueden recordarnos nuestro presente. Cuanto más viajes (en el tiempo o en el espacio) se realicen, mejor era su efecto. Viajar es igual a huir de los problemas, preocupaciones, etc. Uno de los principales objetivos de la novela, fue alejarnos de nuestra vida cotidiana y hacernos olvidar de nuestras preocupaciones, por lo que este punto fue muy importante.
- Personajes fascinantes: personajes siempre inteligentes, con enigmáticos misterios, conscientes de su culpa, atractivos
Muchas veces apareció una buena cuota de romanticismo. - El peligro era infaltable y generalmente venía de la mano de villanos aparentemente irreductibles.
- Una muchacha en apuros para ser salvada por el héroe o por su amor, siempre con un papel secundario. Esta característica incluso aparece en una época en que se desarrollaba la emancipación femenina.
Ejemplos:
Siglos XVIII y XIX
- Horace Walpole: El castillo de Otranto (1764)
- Ann Radcliffe: Los misterios de Udolfo (1794)
- Matthew G. Lewis: El Monje (1796)
- Jan Potocki: Manuscrito encontrado en Zaragoza (1805)
- Mary Shelley: Frankenstein o el Moderno Prometeo (1817)
- Charles Maturin: Melmoth el errabundo (1820)
- Edgar Allan Poe: La narración de Arthur Gordon Pym (1838)
- Bram Stoker: Drácula (1897)
- H. G. Wells: La guerra de los mundos (1898)
- Oscar Wilde: El retrato de Dorian Gray (1890)
[editar]Siglo XX
- William Hope Hodgson: La casa en el confín de la tierra (1908)
- Gaston Leroux: El fantasma de la ópera (1909)
- H. P. Lovecraft, En las montañas de la locura (1936).
- Richard Matheson: Soy leyenda (1954)
- Robert Bloch: Psicosis (1960)
- Ira Levin: El bebé de Rosemary, más tarde conocida como La semilla del diablo (1967)
- William Peter Blatty: El exorcista (1971)
- Anne Rice: Entrevista con el vampiro (1976)
- Stephen King: El misterio de Salem's Lot, El resplandor (1977)
- Ramsey Campbell: El parásito (1980)
- Dean Koontz: Fantasmas (1983)
- Clive Barker: El libro de las maldiciones (1985)
- Stephen King: It (1986)
[editar]Siglo XXI
- Joe Hill: El traje del muerto (2007)
- Jesús Cañadas: El Baile de los Secretos (2011).